Cerré la puerta, estaba rendida y caí en la cama. Puse música para dormir y al rato la apague. Escuché un crujido en el pomo de la puerta. Nadie estaba en casa, ni mi hermano, ni papá, empecé a sentir mucho miedo. Sentía como se abría la puerta, escuchaba pasos, y entonces es cuando empezé a sudar, tenía mucho miedo. Me tapé con la manta y cerré fuertemente los ojos, intentaba respirar silenciosamente, que si hay fuera había alguien, no me escuchara. Afiné el oído y escuché y sentí como esa persona se sentaba a los pies de mi cama. Volví a cerrar los ojos y dí un salto. Abrí los ojos pero.. no había nada. Nada sospechoso, absolutamente nada. Pero, ¿sabéis qué? todo esto no era mentira, la puerta de mi habitación estaba abierta..
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