viernes, 21 de enero de 2011

Sí, esa, campanilla, sí sí, la de Peter Pan. La olvidada campanilla. A muy pocos le importaban sus sentimientos, todos querían que Peter acabara con Wendy, la chica encantadora, la que le cosió su sombra a los pies, la que dejo a Peter porque decidió hacerse mayor y dejarle. Oh sí, que gran persona, ¿verdad? 
¿Crecer? de qué sirve si tienes al amor de tu vida para siempre a tú lado. Sabéis, el verdadero amor era el de Campanilla, que arriesgó su vida bebiéndose la medicina envenenada para que no muriera Peter, y todo... ¿para qué? Para que él la empujara, para que él sólo se fijara en la niña bonita de rizos definidos y ojos azules. Sin duda alguna, Peter Pan es uno de los cuentos más sinceros que nos contaban de pequeñas respecto al amor. Nada de zapatos de cristal, nada de besos que rompen maldiciones, nada de castillos protegidos por dragones.. Simplemente, una chica enamorada de un chico que quiere a otra.



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